Para resumir y cerrar esta fundamentación, en este apartado volveremos a revisar conceptos, esta vez con algunas consideraciones metodológicas al momento de realizar una guía de lectura para cualquier curso de enseñanza básica o media.
En primer lugar, es necesario redundar en el hecho de que, si el docente sabe y domina los tres niveles de representación, entonces podrá realizar las preguntas adecuadas en cada uno de los niveles. Podrá evaluar, por lo tanto, lo que realmente quiere evaluar y esto conlleva el hecho de que el docente realmente puede saber a qué nivel de representación se está apuntando, cómo y de qué manera en una pregunta dada.
Para principiar, un pequeño recordatorio muy escueto del modelo de comprensión de textos escritos. El modelo implica que lo primero que accesamos es el código de superficie (el texto en sí), el cual tiene el vocabulario y la gramática que los estudiantes accesan al leer.
Una vez que accedemos a este nivel textual y literal del texto, proseguimos a descubrir el significado subyacente, semántico, en el texto base. El texto base está dividido en las oraciones una por una y las relaciones de las palabras y las oraciones entre sí, creando una microestructura textual. Esta microestructura se va modificando gracias al uso de tres estrategias lingüísticas (supresión, generalización y construcción) hasta lograr una macroestructura del texto, es decir, las ideas más globales de este. Es necesario aclarar que ‘macro’ no quiere decir ‘grande’, sino que la macroestructura implica que el texto es más ‘pequeño’ en tamaño, ya que se ha reducido a la idea principal de este.
En el proceso de decodificar el código de superficie y de crear el texto base, siempre se debe llegar a realizar el modelo de situación del texto. Este tercer nivel no es separado de los otros dos, sino que se realiza AL MISMO TIEMPO en que se leen los otros dos. Sin embargo, este nivel es el menos textual, ya que representa toda la información que está fuera del texto, pero que es sacada de los datos del mismo.
Todo lo anterior requiere que el lector disponga de, y utilice, mucho CONOCIMIENTO PREVIO. Este conocimiento puede ser ‘general o de mundo’ (como saber en dónde se ubica un país), como también más específico ‘de dominio’ (como el dominio específico de la ‘ornitología’), pero también puede estar en la forma de un ‘esquema’ (como saber qué se hace y qué se dice cuando uno va a un restaurant). Sin embargo, no solo se requiere de mucho conocimiento en el modelo de situación, sino que también de procesos de generación de inferencias. El esquema siguiente resume todo lo anterior.
Finalmente, el modelo asume que los textos tienen una estructura retórica determinada, con una tipología a la que pertenecen. Más allá del texto está la ‘superestructura‘ textual. Esto implica que existan diferentes tipos de textos y que sus estructuras sean algo así como ‘predeterminadas’. Un cuento siempre empieza con «Había una vez…» por ejemplo; y la estructura de una noticia es siempre igual, aunque se trate de sucesos diferentes. Estos elementos también nos ayudan a comprender los textos.