Uno de los conceptos primordiales utilizados en el modelo de comprensión postulado es el de ‘proposición’. De él se desprenden otros dos conceptos: las ‘microproposiciones‘ y las ‘macroproposiciones‘, los cuales son los componentes clave del segundo nivel de representación mental en el proceso de comprensión de textos escritos – el texto base.
En primer lugar, el texto base es un nivel de representación de carácter semántico; es decir, del significado del texto. Es una lista de proposiciones conectadas entre sí en un todo cohesivo y conectado, el cual está ordenado por las relaciones entre esas proposiciones. Las relaciones entre las proposiciones pueden ser explícitas o deben ser inferidas por el lector con ayuda de su conocimiento previo. Las proposiciones, por tanto, son las unidades fundamentales de procesamiento textual; son las ideas-unidad que están presentes en cualquier texto escrito. Esta lista presente en el texto base, sin embargo, y como ya se dijo, es construida por el lector.
Un texto base cualquiera se compone de dos tipos de proposiciones: las proposiciones de la microestructura (las proposiciones detalladas de un texto), y aquellas de un aspecto más global del texto llamado ‘macroestructura’ (compuesta por una secuencia de macroproposiciones). El trabajo de Turner y Greene detalla en extenso los tipos de proposiciones y cómo se procesan cognitivamente.
Antes de proseguir con la explicación de cómo funcionan las proposiciones, es necesario explicitar que las proposiciones no tienen el propósito de representar el significado del texto en toda su complejidad, sino el de hacer posible contar las unidades-idea de un texto de una manera que siga principios razonables. Tampoco son una representación de la gramática de un texto.
Partes de una proposición
Una proposición está formada de un ‘predicado’ (un verbo, adverbio, adjetivo o conector) y uno o varios ‘argumentos’ (que pueden ser conceptos, sustantivos, pronombres, u otras proposiciones). Ellas tienen una notación especial (para ver cómo se realiza en detalle, ver Turner y Greene). La proposición se escribirá dentro de paréntesis con un orden específico. A modo de ejemplo:
1) Niño pequeño o El pequeño niño, se representa así [predicado, argumento] = [pequeño, niño]
2) El niño cortó la leña, se representa así [predicado, argumento1, argumento2] = [cortar, niño, leña], donde ‘cortar’ es el predicado y ‘niño’ y ‘leña’, los argumentos.
Las proposiciones anteriores son ‘atómicas’, pero también existen proposiciones ‘complejas’ como la siguiente:
1) El niño pequeño cortó la leña, en donde se tienen las siguientes proposiciones atómicas = [cortar, niño, leña] [pequeño, niño]
En el caso de esta última oración, podemos descubrir que la primera proposición implica que ‘un niño cortó leña’, y la segunda proposición implica que ‘el niño era pequeño’. Aquí se puede observar cómo funciona el concepto de ‘solapamiento o repetición de argumentos’. Este solapamiento es el que permite la conexión entre proposiciones y el avance de los temas en el texto (llamado ‘progresión temática’). En este ejemplo, el argumento [niño] se repite en ambas proposiciones, haciendo posible comprender que ‘el niño pequeño’ es el mismo ‘niño que cortó la leña’.
Uso de conocimiento previo e inferencias
A veces, existen vacíos entre proposiciones, lo que implica que el lector debe ‘inferir’ o ‘construir’ una nueva proposición que le permita comprender. Por ejemplo:
1) Matías quería una guitarra nueva. Se puso a trabajar en un restaurant.
Esto implica las siguientes proposiciones: [querer, Matías, guitarra] [nueva, guitarra] y [trabajar (Matías), restaurant]. Sin embargo, si analizamos las oraciones (y sus respectivas proposiciones), no hay ningún indicio textual que nos diga cuál es la relación causal entre la primera y la segunda oración. Lo que un buen lector debe hacer es ‘inferir’ o ‘construir’ una o más proposiciones puente entre estas dos oraciones para completar la idea. Para ello, debe hacer uso de su conocimiento previo. Proposiciones puente posibles para este ejemplo podrían ser:
1) Matías necesitaba dinero para comprar la guitarra.
2) Trabajando se gana dinero.
En este caso, se ha utilizado la macroestrategia de ‘construcción’ para completar la idea expresada en el texto, con lo que el lector puede dar coherencia a lo que está leyendo. Una vez que hemos realizado estas dos ideas puente, podemos entender por qué el hecho de que Matías se haya puesto a trabajar en un restaurante está relacionado a que Matías haya querido una guitarra nueva.
Una vez analizadas todas las (micro)proposiciones de un texto a nivel ‘local‘, se emplean las macroestrategias (de supresión, generalización y construcción), las que hacen posible realizar ‘macropropocisiones‘. Cuando uno lee, a veces existe información que no es relevante para el tema (por lo que se suprimen o eliminan aquellas microproposiciones). Otras veces, hay proposiciones que podemos generalizar y convertir en una sola idea mayor pero que engloba a las otras ideas menores (como cuando tenemos una lista de cosas de la misma categoría semántica, por ejemplo: ‘compré manzanas, peras y uvas = ‘compré frutas’); y a veces tenemos que ‘construir’ proposiciones para dar coherencia a lo que se lee (como el ejemplo de Matías y su guitarra). El resultado de la utilización de estrategias es la ‘macroestructura del texto’, es decir, las ideas mayores o más importantes – o dicho de otra forma, el significado ‘global‘ del texto.
No se debe olvidar que, al leer, un lector competente está realizando el análisis descrito arriba de manera automática y on-line, es decir, todo al mismo tiempo.